domingo, 4 de noviembre de 2007

La vocación mesiánica de los niños índigo

Está escrito:

A mediados del vigésimo primer siglo de la cuenta cristiana, la raza humana estaba afectada por múltiples y espantosas tribulaciones. Calcinaba el sol la tierra que ahora carecía de árboles casi en su totalidad. Guerras múltiples desgarraban con odios étnicos las antiguas naciones, sublevábanse los migrantes discriminados en todas las metrópolis, invasiones se emprendían para robar el agua y el petróleo de aquellos que aún los tuvieran. La hambruna y la miseria afectaban a muchos, mientras la corrupta burguesía también veía su prosperidad desvanecerse en medio de la sangre que fluía incesante en sus intrigas por el poder.

Pero he aquí que en medio del caos apareció aquél a quien llamaron Príncipe de Magog, hijo de las Frías Estepas, el cual se hizo poderoso primero en el Oriente para luego ir venciendo por guerra, habilidad y comercio a todas las regiones de la Tierra. Logró él la hasta entonces imposible tarea de someter a toda la especie bajo el mismo trono y la misma autoridad. Así, tras pagar alto precio tanto en sangre como esfuerzo, vinieron por fin el orden y la paz sobre el mundo.

Durante los luminosos pero breves días de la Reconstrucción, sin embargo, proliferaron también  los grupos fanáticos que fermentaron bajo los dolores padecidos por el mundo en el caos aún reciente. Eran muchos y llenos de fe los seguidores de un tal Jehová, mito que rigió el Occidente por largo tiempo. Afirmaban que este, por sangre, enfermedad y hambre,  había prevalecido por encima de varios otros dioses ya en el pasado. Esperaban su retorno a través de un Hijo de cuya leyenda no queda registro.

Las sectas trajeron nuevas dificultades: primero con sus rebeliones, pero más cuando surgió del corazón de las selvas sobrevivientes una peste desoladora que comenzó a diezmar a la ya escasa humanidad. Indescriptible eran el horror y le fetidez que cubrían cada región a la que llegaba esta mortandad. El Amo del Mundo dio orden para que todos lo que quisieran vivir bajaran a los refugios subterráneos que se contruían con frenesí, pues se había descubierto que cientos de millones morirían antes de encontrar una cura.


Pero de entre los Adoradores del Dios Occidental surgió un hombre que se proclamó Profeta, y anunció La Plaga como castigo por los múltiples pecados que había cometido el hombre en los días de oscuridad, entre los cuales el peor había sido someterse al Señor de Oriente, Príncipe de Magog, al que acusaba de ser verdadero Anticristo y Diablo Destructor. Por lo cual ordenó a sus creyentes que no se refugiasen bajo tierra ni confiasen en la ciencia satánica, si no que aceptaran la purga que Dios realizaba sobre el mundo, en medio de la cual serían salvados sólo los Niños Índigo, la semilla elegida del Cielo para la nueva humanidad.

Pocos fueron, entonces, los que no creyeron sus palabras. Era tal la devastación ya presente que cualquier esperanza servía, y muchos eran los que odiaban a Magog tras la Madre de las Guerras. Decidieron entonces morir firmes en su fe, puesto que ella inflamaba sus corazones y los convencía de que las palabras del Profeta eran verdad. Escaso fue el número de los bajaron a los refugios y creyeron más en el Señor de Oriente, quien vio en esto la oportunidad de limpiar su nueva nación de indeseables.

La Plaga arrasó con toda vida humana sobre la superficie de la tierra en cuestión de meses. Los últimos creyentes en morir clamaban a su Dios, con los brazos levantados al firmamento, suplicando por la seguridad de sus Niños Índigo, fueran quienes fueran, pues de aquellos vendría la simiente que con el tiempo daría justo castigo a los impíos que habían huido bajo tierra. Ese fue su ruego, hasta que todos cayeron en agonía y sus huesos se secaron bajo el ardor indiferente del sol.


***

Jehová despertó por causa del fuerte murmullo que se escuchaba fuera del palacio. Se reprochó el haberse tomado otra siesta. Nunca sabía cuánto duraban y usualmente había mucho desorden después de que se tomaba esos descansos. Pero a veces el aburrimiento, hasta para él, era demasiado, y soñar era el mejor de los escapes.

Lavó su cara, se puso su bata y salió a la terraza para averiguar cuál era la causa del ruido. Quedó estupefacto: eran miles de millones de almas humanas clamando fuera al mismo tiempo. Entró a la habitación, llamó a su secretario, le pidió un detallado informe de los hechos recientes en la Tierra y quedó sorprendido por lo que escuchó. Era la siesta con los resultados más nefastos que se había dado, peor aún que la del Diluvio Universal. Esto le dolió un poco en su orgullo, así que se puso su traje de gala y ordenó que le trajesen pronto la base de datos para iniciar la entrega de ciertas compensaciones a las almas que estaban fuera.

Así, pues, comenzó Jehová a repartir su Juicio sobre todos aquellos que le habían esperado en los jardines del palacio pensando que eran el Cielo. Fue indulgente con la vasta mayoría, sobre todo en virtud de lo mucho que habían esperado, lo mezquinas que habían sido la mayoría de sus vidas, y el desinterés general que le generaban sus prosaicas existencias.

Pero cuando llegó el turno de hablar con el grupo de sus autoproclamados Adoradores de los Últimos Días, los que fueron muertos por causa de la Plaga Final, estos le provocaron un especial desagrado. Éste aumentó cuando, apenas llegando, comenzaron a reclamarle por causa de su sádica crueldad y por la falsedad de las palabras que le había dado al Profeta: conversando entre sí, se dieron cuenta que ni uno solo de los fervorosos creyentes se había salvado de la mortandad. 

El dios escuchó con detalle y paciencia la historia; acusó de charlatán al Profeta y ordenó especial castigo para él. Luego de que se lo llevaran, se dirigió a las almas que observaban perplejas cómo su líder era el único que se iría al infierno. Con una voz entre la ironía y la compasión, le dijo a la multitud:

- ¿En serio nadie os dijo que los Niños Índigo eran sólo un cuento de hippies?

lunes, 8 de octubre de 2007

Lamentaciones 1: Después del Referendo


Este camino, que se me ha tornado perpetuo, pesa con un plomo semejante al que tiñe el cielo.
Todo esto que miro con rumbo a mi hogar me es hoy más amado que nunca, y hoy lo veo como un pasado inminente que se desvanece con la textura amarga de los sueños hermosos, al terminar. "Todo lo que hallo en el camino se vuelve zarza"- dijo el poeta. Y los es porque todo esto que miro podía vivir y ahora está expuesto sin necesidad real a una muerte cruel, en nombre de la avaricia

Mis hermanos me han traicionado. El futuro es temible. Hoy frente a mis ojos la estupidez y el egoísmo y el miedo y la ignoracia han cablagado como los cuatro jinetes que le dieron su golpe de muerte a la democracia en la que, hasta ayer, reposó la mayor parte de mi poca paz.

Decepcionado estoy de tantos, mientras la mentira me revuelca su lengua fétida sobre el tercer ojo y juega a la ronda con los pobres para demostrarme su poder.

El Presidente de la República, alfeñique manipulador, lame el falo del dueño de la Oficina Oval en sus sueños que anoche fueron más felices que nunca. Engañador que sodomiza al pueblo con saliva venenosa, su poder aumenta, nuestra esperanza mengua, sus amigos danzan alrededor de él mientras la muerte no sabe si reírse de ellos o sentir vergüenza

Cada una de estas imágenes es mi corazón este día: ecos de ira, asco y dolor. Llegado a la puerta de mi casa, miré a mi alrededor en busca de una imagen para el futuro. Y he aquí que su rostro era la niebla infinita y densa, tanto lo era como la última noche en que encarnó fría sobre el pavimento y me impedía mirarme las manos.

viernes, 14 de septiembre de 2007

¿Nuestro último verdadero Día de la Independencia?


Mañana nuestro país dirá que celebra 186 años de su independencia. Y si bien se podría escribir un post tan largo como devastador acerca del carácter mayoritariamente ilusorio o falso de la historia que se nos ha enseñado acerca de la independencia y la formación de la nación, o sobre los millones de mentiras que se nos están inculcando en la cabeza en el preciso día de hoy. Pero sólo repasaré algunos pasajes tan ilustres como verdaderos acerca de nuestra historia y libertad:

+ Costa Rica tardó casi un mes en darse cuenta de que la Capitanía General de Guatemala le había regalado la Independencia, en virtud de la fe en una posible Alianza con el México Imperial de Iturbide en caso de que España quisiera desquitarse. El Acta de Independencia llegó a Cartago el 13 de octubre de 1821, pero no fue ratificada –y regañadientes y con un montón de gente que le comía gallina con España jodiendo la vida- hasta el 29 de ese mismo mes.

+ Nuestra casi ridícula Primera Guerra Civil (sí, la de 1823) fue una batalla de unos 20 minutos en Ochomogo, en la cual se intercambiaron unos cuantos balazos de fusiles de chispa entre los liberales de Alajuela y San José, que ser querían anexar a la Gran Colombia, contra los conservadores de Cartago y Heredia que se querían anexar a México. Saquen sus conclusiones…

+ Es mentira que la Campaña Nacional de 1856-57 fue peleada y ganada por una casi improvisada armada de campesinos humildes y voluntarios, con sus palas y azadones como arma. No, no. Costa Rica tenía al ejército mejor entrenado de Centroamérica, gracias a que Juan Mora Porras invertía casi una TERCERA PARTE de la Hacienda Nacional en el ejército. Al punto de que los soldados ticos que fueron contra Walker y sus compas sureños habían sido entrenados por exmilitares de Inglaterra, Francia y Holanda. Además, nuestro país tiene el status de haber sido el SEGUNDO en tener los recién inventados rifles semiautomáticos, después de Gran Bretaña. Así es: en Santa Rosa y Rivas, eran los ticos los que tenían mejores armas. Si no lo creen, consulten las investigaciones de Iván Molina o los cuadernos de Historia de las Instituciones de la UCR.

De paso, pues ese gran gasto en defensa fue parte de lo que motivó a sus compañeros oligarcas a hacerle un golpe de estado, y a fusilarlo por amenazante cuando quizo regresar.

+ Así, junto con el dudoso de Juan Santamaría y Juan Mora Porras, se falsearon todos estos detallitos para cuando la clase gobernante de nuestro país, a fines del Siglo XIX, decidieron fabricarse una historia oficial que facilitara el nacionalismo y con ello, el control sobre las masas.

+ ¿Sabían que la gente negra nacida en Limón no podía pasa de Turrialba sin correr el riego de ser arrestados? Esa ley racista, que quería asegurar que no hubiese negros en el blanco e inmaculado Valle Central, estuvo en vigencia hasta 1971. Y no se derogó por progresismo, si no porque se fueron las bananeras y no querían más disturbios ahí.

+ Ya en tiempo recientes, recuérdenlo: nuestro actual Presidente de la República llegó al poder tras

1. Alterar la Constitución en su estricto beneficio personal

2. Gastar más de 1.200 millones de colones en su campaña de SÍ, COSTA RICA (cualquier parecido con una campaña de hoy en día es mera coincidencia-después dicen que no hay mensajes subliminales)

3. Ganar las elecciones con menos de un 2% de ventaja tras un proceso fraudulento, con el apoyo de menos del 30% de la población nacional.

¿Es esa la democracia costarricense?

+ Y sí, la pregunta del título es en referencia a qué clase de independencia tendrá nuestra ya dependiente nación de ser aprobado el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Ninguna nación sobre la tierra, NINGUNA, ha sacado beneficios para la mayoría de sus pobladores tras suscribirse a estos tratados. Canadá, siendo un país desarrollado, salió perdiendo. México ni se diga. Pregunten porqué la gente se subleva en Chile. ¿Esa es la riqueza que nos prometen, el desarrollo que necesitamos?

En fin, todo esto lo pongo no para que desconfíen aún de nuestra nación. Lo pongo para que VEAMOS QUIENES SON LOS QUE NOS HAN MENTIDO DURANTE CASI DOS SIGLOS, para que desconfiemos de esas clases poderosas en el momento en que, más que nunca, NO DEBEMOS CREERLES.

-o-O-o-

A la vez de detallar todo esto quiero dejarles estas palabras que nos deja una persona que de verdad ha trabajado por una democracia real: Sir Anthony (Tony) Benn, exmiembro del Parlamento inglés por el partido laborista, en la época en que este partido de verdad se movía en términos socialistas de avanzada. Este video que les dejo con su respectiva traducción (dentro de mis posibilidades), es un extracto del excelente documental “Sicko”, de Michael Moore, que ya está disponible en varios videoclubes y que será pronto objeto de su propia reseña.

¿Por qué pongo esto? Justamente porque este hombre habla de lo que realmente hace falta aquí ahora: recordar de qué trata una verdadera democracia, hacerla valer, no callar ante la injusticia que quiere imponérsenos aún como modo de vida. Pero prefiero que el video se explique a sí mismo, pues confío en su amor en lo que aún puede ser salvado y mejorado en esta Costa Rica, amigo lector.

Ante la pregunta de Michal Moore, :

¿Con qué es que inicia esta idea del seguro universal y gratuito para todos?,

Sir Benn contesta:

Bien, si regresamos en el tiempo todo esto comenzó con la democracia. Antes de que tuviésemos el voto, todos los poderes estaban en la gente rica. Si tenías dinero accesabas a los servicios de salud, educación, cuidabas de ti mismo dentro de tus riquezas. Y lo que hizo la democracia fue darle el voto a los pobres. Eso llevó el poder de los mercados (en referencia al sistema económico) a la población general, de la billetera a la papeleta. […]

[…]Si tenés dinero para matar gente, tenés dinero para ayudar a la gente (esto en referencia a la infraestructura creada primero para ganar la Segunda Guerra Mundial y luego para reconstruir Gran Bretaña).

[…] Si lo pensás bien, la democracia es la cosa más revolucionaria en el mundo. Mucho más que las ideas socialistas extremas o esas comunistas, porque si vos tenés poder lo podés usar para arreglar los problemas de tu propia comunidad. […]

[…] Y esta idea de la elección se sustenta sobre la verdadera posibilidad de elección, depende primero de la libertad de elegir. Si te estás muriendo de hambre, vos no tenés ninguna libertad para elegir.[…]

[…]Michael Moore: “¿No es entonces lo más conveniente para el sistema que la gente se muera de hambre?”

Sir Tony Benn: Sí, porque la gente con hambre pierde la esperanza y la gente sin esperanza no vota. Uno se dice con seguridad: “Bueno, igual no lo harían” Pero yo pienso que si los pobres, en Gran Bretaña o los Estados Unidos se toman en serio y votan por gente que DE VERDAD REPRESENTE SUS INTERESES, pienso que habría una verdadera revolución democrática. Pero muchos no quieren que eso pase. Prefieren mantenerlos sin esperanza y pesimistas. Porque pienso en que hay dos maneras en que la gente es controlada: la primera es generar gente con miedo. La segunda es desmoralizarla.

Una nación educada, saludable, y confiada de sí es más difícil de gobernar. Pienso que es un elemento en el pensamiento de ciertas personas el no querer que la gente sea educada, saludable y confiada de sí misma, porque se saldrían de control.

El 1 % de la población posee el 80% de la riqueza del mundo. Es increíble que la gente pueda permitir eso. PERO; ellos son pobres, están desmoralizados, están asustados. Y desde sus punto de vista, LA COSA MÁS SEGURA QUE SE PUEDE HACER ES OBEDECER ÓRDENES Y ESPERAR A QUE LAS COSAS MEJOREN. […]


lunes, 30 de julio de 2007

¿Qué fue julio?


Los rostros de la dicha pueden ser tan infinitos como los del dolor. Ahora lo sé. Pero el dolor es fortuito, necesario, ese infinito rostro del sufrimiento es necesario para la vida y es la vida. Pero las caras de la dicha, por el contrario, siempre son caras elegidas. Son el producto de la decisión que se toma de ser dichoso, de gozar de algo. Esa área, creo, es una de las pocas cosas en las que los hijos de los hombres podemos hacer un verdadero intento para ser libres.

Toda mi vida he escuchado de la dicha como decisión. Como voluntad de nuestro ser hasta cierto punto impuesta al mundo, del cual me consta su absurdo, su incoherencia, su vacío, su dolor innumerable. Lo he leído de farsantes como Coelho, y lo he leído en genios-casi-iluminados como Gandhi y Hesse. Como todo buen principio, me digo, ha de haber sido devirtuado de todos los modos posibles, pero su verdad debe caer por peso propio cuando llegás hasta ella, al día en que podés recibirla de cuerpo entero y no sólo jugar a que se posó sobre tu cabeza.

Porque no es sólo que tras ese largo y pesado mayo –tan bien y oscuramente registrado en este blog- las cosas no hayan dejado de mejorar. Es por el hecho de cómo lo he vivido. No exagero con lo muy bueno, pero estoy valorando cada pequeña cosa. Así de simple: no es que todo esté en su sitio (sería un solipsista inútil si me dejara caer en esa modorra), pero valoro lo bueno, casi milagroso y bello de que las cosas que lo están en efecto lo estén.

El mundo sufre, yo volveré a sufrir. En estas semanas he sido objeto de afrenta e injusticia unas cuantas veces. Pero a diferencia de antes, ninguna de ellas ha sido más grande que yo. Mi decisión de ver las alternativas, de no dejarme aplastar, de mirar las oportunidades en el error o en las desventaja: principios largamente escuchados, pero hasta ahora sentidos, me sostienen, y me dicen que el refugio camina y que, quizá por primera vez, tiene pilares sólidos que no temerán aunque los muros caigan todas las veces que hagan falta.

Una amiga me decía que se asombraba de lo mucho que sé. Rechacé amable pero vehementemente esa afirmación. Le dije: “Para mí el punto de tratar de conocer el mundo no es llenarse de conocimiento, si no aprender a sentir. Saber en sí mismo no es nada ni te da nada. Pero si lo que aprendés se convierte en vida, en sensibilidad, en acción, entonces nunca de cansarás de conocerlo. En el fondo, es una cuestión de amor” .

Y así está siendo, hoy.

viernes, 29 de junio de 2007

Casi-final de la útlima semana del primer mes del año 24 de mi era

Es rico cuando se termina una semana, tenés ganas de escribir, y todo lo que tengás para contar sea agradable y bueno. El orden de los hechos y las pequeñas grandes decisiones del día a día me han ayudado a pasar de cerrar mayo con una horrible zozobra, a cerrar junio con paz, alegría y un entorno favorable.

Aunque claro, uno no está en una burbuja. La situación económica en casa ha estado complicada. Mis padres atraviesan un duro momento. Mis hermanos adolescentes confrontan cambios e incertidumbres. Y yo veo como mi capacidad para ayudar se ve menguada, en especial por las deudas adquiridas durante la bohemia (mayo-diciembre 2006) y los meses oscuros (enero-marzo de 2007). Mientras, estos días apenas evité una confrontación que hubiera lastimado mucho mi relación con uno de los mejores amigos que jamás haya tenido.

Y en medio de todo, paz. El taller en la casa de la Cultura de Heredia va a darse, y me alegra la modesta parte que he dado. Corazón de los Días, su versión revisada, fue aprobada por la editorial, cuyo diagramador me ha dado la libertad de compilar las ilustraciones y elementos estéticos que quiero para mi obra. Las sanciones que me han venido por causa de los problemas en el trabajo durante mayo fueron mucho menores de lo esperado. Mis amigos están bien. Me he reencontrado con gente maravillosa que había dejado de ver. He tenido conversaciones ricas y maravillosas (había olvidado algo básico, tengo paz y estabilidad siempre y cuando tenga con quien tener una conversación inteligente o al menos ingeniosa).

Menciono aparte dos cosas: mi “reencuentro” con mis padres, y la vuelta por la Feria Nacional del Libro ayer jueves. De la primera, digo lo que cabe dentro de la discreción: me peleé con mi madre el martes en la noche, y ambos dejamos salir amarguras y resentimientos antes no hablados. Mi padre presenció entre entristecido y frustrado, mis hermanos obviamente incómodos. Al terminar la reyerta, me fui al cuarto de mis padres, el único que ofrece cierta privacidad, y comencé a llorar silenciosamente, lleno de ira y dolor. Papá entró para hablar conmigo. Lo abracé y sollocé en su hombro, desde hace algún tiempo más bajo que el mío, pero siempre firme y ahora cálido. “Cuánto ha cambiado este hombre”- me dije, mientras comencé a tender un puente entre él y yo, contándole las cosas y sentimientos que nunca le había confesado sobre nuestro duro pasado familiar, y los dolores y crisis que he tenido que cargar entre soledades y ayudas externas mientras no podía confiar en nadie de mi casa. Luego llegó Mamá. Y ella escuchó y me vio llorar y confesar y limpiarme de la desconfianza que desarrollé hacia ellos en medio de un dolor que había hablado con todos menos con ellos, quienes más debían escucharlo juntos. Y ellos hablaron y yo escuché, y todos sanamos.

Desde esa noche, tengo un peso menos sobre los hombros de mi alma. He abierto con éxito y sin temor una puerta que había sido cerrada por el dolor y la confusión en los días anteriores a mi primer recuerdo.

Lo otro que quería reseñar, brevemente, fue el rico tiempo que tuve con mis compañeros de trabajo Xinia, Ana y Don Jorge en la Feria del Libro de este año, realizada en Zapote, al este de la capital. Allí disfrutamos montones, mientras que como niño en confitería yo tocaba, comparaba, olía y disfrutaba de tanto papel lleno de vida, cuando era el caso (sigo pensando que, lamentablemente, nuestra era ES en efecto lo más bajo de la Edad Folletinesca imaginada por Hesse; se publica demasiada mierda hoy en día). En medio de eso, traje conmigo una buena lista de adquisiciones: El sombrero de tres picos de Pedro Antonio de Alarcón, Poesía de Garcilaso de la Vega y Fray Luis de León, los tres en 1.000 colones ($2), Final de juego de Cortázar, El paraíso perdido de Milton, y la gran adquisición del día: las cuatro novelas de Carlos Luis Fallas (Marcos Ramírez, Gentes y gentecillas, Mi madrina y Mamita Yunai) en tan sólo 5.500 colones ($10). ¡Fue hallazgo increíble! Aparte me regalaron un libro titulado Movilmanía, una genial parodia/reflexión sobre los extremos ridículos del uso del celular en el mundo de hoy. En fin, diez libros, 10 mil colones gastados. Para un bibliófilo como nosotros, esta fue una jornada más que exitosa. :P

Bueno, eso ha sido el fin de mes. Proyectos largamente acariciados cada vez más cerca de la realización. Un semestre que cierra bonito. Reencuentros. Heridas sanadas. Y yo, un hombrecillo que apenas comienzo a entender de verdad cómo vivir y disfruta tanto de su momento como de la sutil incertidumbre que todo lo permea.

martes, 26 de junio de 2007

Junio casi ido, o el mes resumido en una noche

Ayer tuve una conversación que podría calificar de maravillosa. Mi compañía anoche fue la de Scarlet, una compañera de carrera a la cual siempre he apreciado pero con la cual nunca había tenido una buena conversación. Pero vaya si esta primera lo fue.

Al ella podría presentarla como una joven bella, simpática, vivaz, inteligente, profunda, con unas ganas insaciables de sentir y conocer la vida. Eso fue lo que me transmitó, eso fue lo que me permitió sentirme completamente libre y a gusto al compartir con ella. Nuestros puntos de vista tienen muchas semejanzas, a pesar de que los puntos de partida son radicalmente distintos. Hablamos de cantidad de cosas, las cuales obviamente no voy a referir. Pero lo más importante es que, anoche con ella, tuve un don que rara vez se tiene con otro ser humano: el encontrarte de verdad con algo de vos mismo gracias al otro.

Casi siempre las conversaciones son redundancia y desencuentro, apariencia de comunicación. Estoy seguro de que cualquiera que se haya sentado a pensar un par de veces en cómo la gente se no-comunica estaría de acuerdo conmigo. Pero anoche no fue así: fue un diálogo de verdad, algo en lo cual el ser sólo fluyó y supo “estar-ahí”.

Así, con ella pude repasar, ya fuera con ella o sólo para mí, los más importantes procesos que tuve a lo largo de este mes: siento que por fin pude limpiarme de toda la porquería que metí en mi mente y conducta en los pasados meses de bohemia, consolidé mi proceso de recuperación interior, estabilicé al menos lo suficiente mi situación en el trabajo. Y claro, sin dejar de lado el gusto de haber terminado ya la rigurosa revisión a la que sometí a Corazón de los Días, mi poemario de haiku y senryu, la cual ya ha sido prácticamente aprobada para que vea la luz en no mucho tiempo.

En cada cosa hallé placer y belleza. Mucho cuestionamos y dudamos. Mucho nos reímos. Y así, antes de que el peso de la realidad me devolviera al mundo, hallé un espacio de paz que agradezco, pero en el cual reconozco ahora todo el proceso que me permitió, justamente, disfrutar de este tipo de cosas nuevamente.

Pero, por otra parte, me quedó claro, entre cosa y cosa, algo que sé que está bien y mal al mismo tiempo: soy cada vez más intolerante ante la ineptitud ajena. Es curioso: lo dejo pasar todo, bueno, casi todo (religiones, preferencias sexuales, criterios políticos, defectos y complejos de toda clase, etc) pero me ha quedado claro que hay tres cosas con las que no puedo: los fanatismos, la estupidez autoindulgente (es decir, el caso quienes son idiotas y no les importa, o peor aún, lo disfrutan) y la gente que, estando en capacidad de hacer algo útil en situaciones específicas, no lo hace, o la que demuestra que sencillamente no es capaz de hacer nada útil allí en donde está. A esta última es a la que llamo gente inepta.

Lo veo todos los días en las calles, en las instituciones, en los gobiernos, en las relaciones interpersonales… A veces siento que casi nadie está donde debiera, o que más bien millones deberían ser suprimidos para darle espacio a quienes podrían hacer mejor su trabajo o función. Sé que suena fascista, pero a lo que me refiero es que he llegado a la conclusión de que lo que de verdad enferma a este mundo no es la gente que hace el mal, si no los millones y millones de personas comunes que no hacemos bien lo que debiéramos. El mundo no está enfermo de maldad, si no de mediocridad y conformismo.

En fin, entre estos dos polos (por un lado, la recuperación de cierto grado de paz interior y sentido de identidad, y mi –ahora lo reconozco- irremediable disconformidad con el mundo que hemos hecho, por el otro) este ya casi primer mes de vigésimo cuarto año ha casi terminado.

Estoy mejor que hace treinta días, eso es todo lo que aseguro. A la espera y en busca de algo.

domingo, 3 de junio de 2007

Año Nuevo, ¿vida nueva?

Pese a que no me considero más egocéntrico que la mayoría, hay un detalle en el cual sí lo soy bastante: yo no cuento los años de enero a enero, sino de junio a junio, del día tres de dicho mes al siguiente. Para mí, los años empiezan y terminan con el aniversario de mi nacimiento, en todo sentido.


Pues bien, hoy es el año nuevo de Alonso Ramírez y el balance es incierto, pese a que mi cuerpo y mi intuición dicen que es positivo. Eso, a pesar de que gasté dinero a lo estúpido, pequé más que en mis veintidós años anteriores y también me he equivocado a lo grande en prácticamente todas las áreas de mi vida.

Pero ha sido un año de tanto aprendizaje, de fuerza vital. Abrí por primera vez mis brazos a ese mundo que antes sólo deploraba con fervor, y pude ver claramente los distintos rostros del hombre, desde la santidad hasta la más honda degradación. Y he logrado ver, con claridad, que lo más bello de nuestra especie es lo que la condena a la desdicha, que nuestra mayor gloria habita y se alimenta de lo mismo que nos condena.

Nunca he sido tan consciente de la futilidad de todo. Mi dios nunca ha estado más muerto. Siento la fragilidad de todo, he padecido al mundo con pasión, he odiado como nunca. He logrado, en medio de esto, entender de qué trata realmente el amor.

Estoy más lejos que nunca de la respuesta de mis preguntas fundamentales: ¿es de verdad esta vida todo lo que hay? ¿de qué trata esto de ser humano? El saberlo, por primera vez, nutre todos y cada uno de mis aspiraciones y proyectos.

jueves, 31 de mayo de 2007

Hoy, mi verdad

Hoy ha terminado el mes más largo que he tenido en años.

El dolor es enorme.

No tenía por qué ser así.

Por momentos intuí quién soy en verdad y de qué soy capaz.

Pero han sido más las horas en que impotente he bordeado la locura.

¿Cómo,

CóMo,

cÓmO?

Apenas soporto el saber que le he fallado a mí y a tantos de los que amo.

Treinta y un día de lucha para percibirme igual de desorientado.

No tengo con quién ser débil en esta hora en que por fin admito en que olvidé cómo ser fuerte.

Perdón,

pErDóN,

¿perdón?

Veintitrés años luché para que por fin mi vida alcanzara la paz. Cuando lo logré, le di un beso ponzoñoso en su frente aún frágil. El veneno terminará de hacer efecto en cualquiera de los próximos días.

¿Son acaso tan profundas la heridas que me hicieron? ¿Lo son? ¿Tanto?

¿O será mi propio cuerpo el que me ataca?

miércoles, 23 de mayo de 2007

CUENTO PARA IRSE A DORMIR

Cuento para irse a dormir

Esta noche le teme a los duendes. Ha escuchado demasiadas historias. Montaña abajo, mira hacia atrás constantemente aunque es sólo niebla, como adelante. Toma cada tanto un sorbo de alivio de su botella inquieta.

Una vez en casa le abren la puerta pese a que no debería haber nadie adentro. Dos pasos, la sala se vuelve borrosa mientras manos diminutas destrozan su cuello entre risas que parecen de niño. El resto de ellos canta al compás del cuerpo que cae con estruendo pero deja rápidamente de temblar y quejarse.

Decepción general. Nada por hacer, habrá que seguir buscando aunque duren cada vez menos.

Crónica de dos días intrascendentes que, sin embargo, destaco (II).

Sábado 19 de mayo. Balance: promotor del autoencuentro por confirmación y contraste.

Me levanté temprano la primera vez, luego dormité y ya se había hecho tarde. Debo reconocer que me da mucho coraje levantarme a la primera, pese a que casi nunca recuerdo mis sueños sé que es un mundo en el que no me faltan ni aventuras ni retos. Y volver al frío, a la cara ojerosa que te recibe en el espejo, el ritual para despojarse higiénicamente del conjunto de asquerosidades ancestrales que en realidad soy al natural, tanto o quizá menos oloroso/pegajoso que cualquiera, incluido usted, querido lector.

El desayuno es abundante, es bueno esto de ser el fantasma que ronda tu hogar, pica el refrigerador y el horno y las ollas y se encarga de que haya un poco menos de todo, todos lo notan pero que es necesario que te comás, puesto que caso contrario es esa miseria de comida que se echó a perder y pero qué barbaridad, ven les dije que debieron dejar que yo me lo comiera.

Me voy a San José otra vez, mi hermano Diego Mora a la espera en la parada de Tejarcillos porque he llegado tarde de nuevo, los treinta minutos de rigor innegociables, es divertido esto de ser tan puntual con el tiempo que te retrasás. Una vez en el bus, comentamos de la vida, es la última sesión con esta familia que ha sido una maravilla y nos ha permitido ser el primer subgrupo en terminar su práctica de psicoterapia familiar sistémica, cum laude casi.

En la casa de los Fuentes (sí, el apellido de su madre, la que está) estoy seguro de que nos sentimos bien por el hecho de ser humanos. Una familia humilde, pero hecha de puro empeño y fuerza, ganas de cambiar, dura lucha que sin embargo no cede ante la amargura posible dentro de su mundo. Ellos son más que eso, y tras de un cierre de proceso en el cual nos han reiterado su fuerza, Diego y yo jugamos Play Station con los anfitriones, bueno al menos con Sergio, Ingrid y Yader, que mucho nos habían pedido que nos dedicáramos a ello desde hace algún tiempo.

El orgullo de vuelta a la ciudad, esto ha salido demasiado y pese al persistente vacío, que ahora sé necesitar más que nunca, nos dejamos volver a la ciudad, Diego se va Coronado y yo voy en busca de un almuerzo de promoción en uno de tantos restaurante con nombre inglés. Una vez dentro un par de cientos de personas, entrar salir ordenar pagar recibir sírvase su refresco le agrando el combo creo que hay campo en la segunda planta, todo tan mecánico, el trato, los besos de las parejas, las conversaciones de las amigas. Estos es alienación pura, nos digo, de verdad somos como las ovejas del metro en la escena inicial de los Tiempos Modernos de Chaplin, lo mismo con el televisor gigante al cual se quedan pegados todos aquellos que ya no tienen de qué hablar (tan demasiados como de costumbre) viendo las tetas de la modelo VM Latino o al cantante de moda según género y preferencia, pero yo prefiero desconectarme y comerme mi alienación con picante suave y el queso tan bueno como siempre.

Una vez fuera me digo que tengo quince minutos para llegar a taller literario, primera vez en seis semanas, algo entre las ganas y la desazón de saber que voy para reiterar que no soy pese a ser y reconocer que ya pronto quién sabe, pero hoy quiero verles a todos, pero no tengo prisa.

Por eso la caminata fue vida en su más pura expresión dentro de mis huesos, camino de quince en cincuenta que fueron como todas las horas que faltaron por meses. Caminos siempre conocidos que esta vez para mí fueron secretos, si tiempo.

Entonces nos decía: “¿Por qué es necesario siempre llegar a alguna parte? ¿Qué la vida no puede ser sólo esto, camino, descubrir y dejarse?”

Escribí entonces, apenas entrando a la Casa Figueres Ferrer, lo que mañana aparecerá como Ëidolon III, sé que no tiene el menor mérito literario pero qué se la va a hacer, casi nada de lo mío lo tiene.Una vez treinta minutos tarde en el taller (treinta, treinta…) en el taller una dinámica tan conocida como poco emocionante, aunque me sentí más dueño de mí mismo al presentar las críticas, lo cual supongo nunca es malo. Mis criterios estéticos han cambiado, creo que me he vuelto más estricto. Eso me gusta, es justo lo que buscaba para así comenzar a granjearme enemigos y antipatías, así como la honestidad de los que me soporten.

Fuera del Taller hacia el Bar Buenos Aires, las mesas del lado risas y anécdotas mientras una amiga en una pura histeria mientras me narra su infucionamiento de pareja que en el fondo preví y tampoco me importa, al menos en esta conversación no me siento tan ajeno como podría estarlo en la otra.

De ahí a pie al Teatro Nacional, Inauguración del VI Festival Internacional de Poesía, acontecimiento del cual no daré cuenta puesto que de ello es capaz cualquiera que ella haya estado con los ojos viendo y los oídos escuchando, cosa que muchos de los que aplaudieron acaloradamente al parecer no hicieron cuando más hacía falta.

Luego dejar a mi amiga con sus histerias y mi contrahisteria poco convencida en la parada de su autobús, es curioso ver cómo te usan y vos te dejás aunque sea sólo un utilitarismo con base en palabras y la fe en la presencia, apesta pero es todo lo que a menudo tenemos. Pero para otros es la vida. Yo me confirmo de camino al Bar Acapulco, donde se me espera, que en este momento ni siquiera pretendo pretender que pretendo pretender con nadie, de verdad la decepción es grande, en verdad sé que casi nadie recibiría bien la honestidad que estoy dispuesto a dar, problema de ser portador de un afecto que para tantas sería apenas un estorbo o una incomodidad, pero está bien, bien como Bagdad esta noche o el mendigo que me saca de mis pensamientos con su candela casi extinta en medio de una estrella de David dibujada con tiza casi llegando a la Avenida Central. Bah…

En el bar el tiempo fue más lento, más len-to, mma-á-s… Pero mis fuerzas no eran para mí, ni mi atención para las anécdotas enésimamente idénticas de mis dos amigos que trataban de actualizar a punta de bañazos sus biografías con la invitada de la noche, pareja recién de mi querido herDmano. Me concentro hoy en la voz de Ilama que me habla de profunda tristeza y deseos de cambio, yo debatiendo entre la ira y la suspicacia y la fe y la solidaridad, pero todas en lucha con la fatiga que lenta me arrebataba y me sacó a las 11:45 p.m, para llegar a Heredia a saltos entre sueños esporádicos en el bus o el taxi, impidiéndome una lucidez de telaraña el colapsar del todo donde menos debía, que era en cualquier parte.

Apenas entré, arrastré entre los dientes un saludo para mis hermano que miraban TV aún en la sala y nada supe de mí hasta que un grito de mi padre regañando a mi hermana menor me confirmó que ya era domingo pasadas las diez de la mañana.

Mientras me duchaba en el ritual descrito en el primer párrafo (esa condición es también la suya, querido lector) me di cuenta que en el devenir de este día cada pequeño paso me fortaleció por dentro: entre logros, gustos, disgustos, escuchas, cada cosa me dijo: “esto es lo que has sido, lo mejor que tenés”. Y sonreí para nosotros, dando paso a la alegría que hasta hoy me acompaña y que hizo de la visita a casa de Eduardo Ferrer (con Selene, Marcel, Angélica, Farinelli il Castrato, Psicosis, Zizek, Les Luthiers y damas chinas) una tarde sencilla e inolvidable, tal como cada cosa que vale la pena realmente de ser vivida.

domingo, 20 de mayo de 2007

Crónica de dos días intrascendentes que, sin embargo, destaco (I).

Viernes 18. Balance: perfecto en su simplicidad.

A las 8.45 am partimos de San José a la Uruca para entrevistar a publicista del COSEVI, Jamiroquai me hace el camino a la capital en principio tolerable, luego casi bello. En el bus mi buen hermano y yo nos contamos acerca de cómo hemos, primero de mis dudas de la realidad y si de este mundo y esta vida de verdad merecen algo de mi parte, acaso los amigos no son seres que se imaginan mutuamente para demostrar que la soledad también es ficción hasta llegar al punto de que no se sabe cuál de los dos inventó al otro, pero ya no importa así como no importa si el mendigo o el presidente de la república también son delirios colectivos.

Luego nos confiamos profundos secretos que nos angustian, el que me ha hecho la vida tan extraña estos días y el que le ha pesado desde hace tanto, descubro que el mío tiene años de peso que le han intolerable, casi psicotizante. Mucho discutimos, buscamos respuestas, descubrimos de nosotros y entre nosotros hasta que llega el funcionario, aún presente la seducción de las secretarias hacia nosotros en la entrada del edificio, quizá el mundo sea un enorme trastorno histriónico nos digo. Aprender a nadar es cuestión de instinto es la metáfora, nos digo.

La entrevista éxito total: dos funcionarios, ya no habrá que volver, la información es casi demasiada, bastante para nuestro nuevo informe. Alivio para el retorno al humo pestilente, más relajado ambos buscamos líneas de celular que no hallaremos en varios locales de la ciudad, luego el CENAC, we are offering good jobs to young people with leadership and english spoken, level of 90% or more is a must, él se va sin entregar currículum y yo observo que de verdad no quiero, debo salvar mi actual empleo. De vuelta al centro, él quiere ir a casa yo me voy para San Pedro, en Librería selecciono ocho libros para llevarme tres, bien conmigo Borges y el regalo de cumpleaños de mi hermanita.

Voy por pizza a la Calle de la Amargura, llueve mucho, mejor me voy al Internet con el que me inicié, hallo info interesante Enjoy the Silence puede ser un extraño tango pero bien bailado, bien, bien, más videos a mi avidez de imágenes como si todo fuera a verlo más de una vez, bajo tras hora y 34 a local cercano compro sándwich enorme y bueno, algo difícil de masticar mientras veo en catálogo actividades culturales, de verdad hay demasiado para ser visto pero si todo lo viera ya no querría ver nada, noto que quizás no somos omniscientes ni omnipresentes para no quedarnos ciegos, Dios en verdad ha de estar ciego, allí por qué tan eficaz su vigilancia.

Me voy a la Alianza Francesa, cuatro y cuarto, Carlos Roedel me pregunta yo hablo de las bondades del You Tube o Wikipedia, luego de lo mal que anda el Museo sí que sí, fatal, vaya cómo ha decaído, se me grabaran estaría despedido y resulta gracioso.

En la Alianza Francesa sólo Sendoshi y yo, la película del cineasta más viejo del mundo es una verdadera mierda. Una cerveza alemana y se habla por la estación al Atlántico, de vuelta a casa en Heredia, será mi vida de verdad tan bizarra por pasar por tres religiones antes de llegar a ateo en 23 años, discutimos por la imbecilidad del Papa-pedazo nazi de mierda, ¿cómo que el cristianismo no se impuso por la fuerza en América? Cristo será el salvador silencioso de culo fascista, cerdo Palpatine hijo de la gran puta (con perdón de todos menos para él)- la eutanasia estamos de acuerdo, el aborto es complejo, es divertido esto de que se te queden viendo en el bus como a un bicho molesto, bichos molestos somos todos les diría, recuerden que por eso el tiempo nos aplasta a todos y a nuestras obra y a nuestros hijos con su suela de olvido irremediable.

De pronto que si la pena de muerte, pero estúpido Spiderman por no ligarse a Felicia/Black Cat, pero bueno, Mary Jane es mejor que Gwen aunque sea una tonta, hay que aprender de Wolverine que no lo pensó para quedarse con Jean Grey una vez muerto Scott Sommers, gracias Apocalipsis, risas, ¿cómo demonios pasamos a esto?.

De vuelta a casa un poco de Borges, todo está pasando precisamente aquí y ahora, desde hace años lo sé y antes de dormirme me digo, a él tampoco le sirvió de nada saberlo, está tan muerto como yo lo estaré pero quién sabe, tal vez él sí pudo hallar esa eternidad que yo ya no espero.

miércoles, 16 de mayo de 2007

Memento vita non est

He aquí las palabras del viejo demonio que me acosa desde mi infancia, sus palabras que han marcado mi vida, las creencias de las cuales no he logrado despojarme pese a mi mejor esfuerzo. Hoy las veo claras, hoy que se me ha dicho que una espada me cuelga sobre la cabeza, observando yo impávido cómplice como mis propios actos la ataron. Todo esto es tan parecido a los últimos meses en la iglesia, hace cuatro años (¿cuatro? ¡cuatro!). Tanto rechazo, tanto afecto. Tanta incredulidad, tanta decepción de mí, tanto asco de mí. Se parece tanto…

Son sus palabras:

“Yo no soy real a menos de que alguien esté decepcionado de mí. Todo lo que merezco es maltrato, rechazo, represión y reprensión. Libre soy inútil. Soy una molestia para todos. No merezco ni amor ni respeto. No hay futuro brillante para mí, lo echaré a perder todo. Si algo se arruina, soy el único responsable. Si algo bueno me pasa, no me lo merezco, porque soy un ser sucio, indigno y repugnante, una basura que no tenía por qué nacer. Vine al mundo porque alguien pensó que no había de otra; así es también la amabilidad de quienes me rodean. Todo sería mejor si yo dejara de existir”.

Sé que todo esto son mentiras, que nada las fundamenta. ¡Pero por todo lo que es cierto, así es como me siento la mayor parte del tiempo! Así me siento ahora. ¿Soy el responsable?

Duele tanto ver esos ojos enojados en la gente que quiero, en aquellos que me han apoyado y se han expuesto por mí. Fueron entonces Isaac, Leo, Carlos, Cristina. Hoy es mi jefe, al que tanto le debo, y mi rostro perplejo frente al espejo. Es intolerable, casi. Casi, casi.


Me dicen que la exquisitez última será mi inexistencia. Sé que es mentira, sé que lo es, es mentira, pero estoy harto, harto, de que sea tan real…

viernes, 11 de mayo de 2007

Respuesta para un adolescente lector de Nietzsche en el Foro Dunkelheit

Este post lo rescato aquí debido a que en él se refleja, al final, mucho de mi pensamiento actual sobre mis tópicos de siempre. Resalto en negrita los puntos que el muchacho quería que discutiéramos. Conser vo los signos de publicación del foro.

¡Vaya! Son muchas preguntas. Tengo ciertas ideas sobre esto tópicos, voy a presentarlas de modo resumido...

[quote]del temor a la vida creo que deberiamos discutirlo, [/quote]

Creo que, en el fondo, ese es el tema de todos los existencialistas, y hasta de la mística budista si querés una contraparte. Vivir es sufrir, es gozar para que la fuente del gozo se vaya. La estabilidad es sólo una pausa, porque la realidad demanda cambio constante y el cambio conduce a la crisis, y con ello a nuevo ciclo temores, despedidas y el dolor que éstos conllevan.

El existir como humano es una combinación de nuestra condición biológica, animal, interactuando con las demandas culturales, las cuales la mayor parte del tiempo tratan de reprimir y negar las demandas del cuerpo para satisfacer estructuras de poder (recomiendo mucho leer a Michel Foucault o “El Malestar en la Cultura” de Freíd para profundizar en eso). Es estar doblemente expuesto a nuestra condición de animales necesitados y sujetos sociales expuestos a la muerte, la exclusión social o la degradación simbólica. Todo en medio de tener que tomar decisiones en contextos cada vez más complejos. Si en medio de todo esto renunciamos a creer en un motivo o finalidad, ¿no es acaso como para entrar en pánico?

[quote] ademas del efecto de la sociedad sobre el individuo( la cultura crea al individuo a su imagen y semejanza), [/quote]

Más que crea, término bastante teológico, diría que la cultura “moldea” e influye a los individuos, en particular a través de escalas de valores, lenguaje, rituales, tradiciones. Es la mayor fuente de riqueza para la experiencia humana, no tengo la menor duda, pero

Un hecho antropológico es que, una vez que nuestra especie aprendió a superar en casi todo sentido a los entornos naturales y comienza a crear sus propios entornos (sedentarización y urbanismo), ahora nuestro principal reto es el cambiar y adaptarse a nuestros medios sociales, más inestables y si se quiere ilógicos con respecto a los naturales, porque a la larga casi toda relación social que implique presencia física estaá mediada por una dinámica de poder. En otras palabras, siempre alguien quiere dominar, unos no se dejan y buena parte se deja dominar aunque no lo reconozca. Ceder el poder de decisión a otro, sea sujeto o institución, dios o ideología, es una operación mucho más sencilla como la de tomar las decisiones más libres posibles dentro de las limitaciones inevitables que implican el pertenecer a una cultura.

[quote]la alienacion,[/quote]

Ahí llegamos al tema de la alienación. Nietzsche es de los primeros pensadores que trata de llevar hasta su última consecuencia el principio de que [b]la individualidad plena sólo puede afirmarse en la realidad a través de las decisiones que tomamos dentro de valores y visiones de mundo que nos hemos hecho con base en una búsqueda personal, en vez de sólo asimilar los esquemas que el poder da por naturales en nuestro entorno social[/b]. Los existencialistas lo desarrollan aún más, siendo emblemática la frase de Sastre: [b]“Estamos condenados a ser libres”[/b].

Pero sabemos que la innovador de tal propuesta es que esa posición de libertad es un desafío al poder. Porque el poder, como puede sacarse de algo ya escrito arriba, depende de que las masas [i]piensen que deciden[/i], pero en realidad sólo [i]repiten [/i] patrones que son necesarios para mantener las estructuras de poder, las cuales siempre son determinadas por el [b]modelo de producción[/b], capitalista en nuestro caso. Este esquema no necesita de seres humanos completos excepto en ciertos estratos: para lo demás, lo que esperan de nosotros es que seamos trabajadores y consumidores- el resto es accesorio. Y lo triste es que (seamos honestos) todos en algún momento, o de vez en cuando, cedemos ante esta visión. La esencia de la alienación es, justamente, no saber de esto y repetirlo; o peor aún, saberlo pero pretender que no.

[quote] el desamparo, [/quote]

Creo que este tema si lo abordé con más detalle en el post anterior. La vida, para tener “sentido”, tiende a buscar un motivo de origen, una razón para permanecer y una esperanza hacia la cual proyectarse. Y nuestro cuerpo y relaciones, en sí mismas, no pueden darlo. Tenemos que asignarles significado, reinventarlos conforme los vivimos, lo cual es exponerlos a la crisis, porque no buscamos origen, permanencia y futuro en nada externo al mundo material, siempre cambiante y el cual somos completamente prescindibles. Ese tipo de conclusiones duelen: a ese desamparo me refiero.

En ese caso, expuestos así al vacío, el vivir se convierte en un tema total: vivimos para fabricarnos un motivo para vivir; eso implica creatividad y crisis constante. Esos son problemas que, obviamente, las religiones, ideologías absolutistas o la indiferencia arreglan con facilidad, con el bajo precio de tu criticismo y capacidad de reinventarte con libertad. Cada quien escogerá…

[quote]el miedo en general, [/quote]

El miedo es necesario. Es nuestro mayor aliado para sobrevivir. El problema no es el miedo, es la dominación por el miedo, cosa en la que no voy a redundar. Si no sabés nadar, tendrás miedo de entrar a la piscina. La alternativas son claras: no te lanzás, por lo cual nunca supiste cuál era la realidad de la piscina ni del nado; lanzarte, flotar como mejor se pueda, y acabar nadando; o lanzarte, comenzar a chapotear estúpidamente y ahogarte, haciendo que te maten los mismos instintos que intentaron salvarte la vida.

[quote]¿crees que sea posible extirparlos? [/quote]

[b]NO.[/b] Un hombre que fue libre dijo: “muchos son los llamados, pero pocos los escogidos”. Lo cierto es que no soy tan optimista en este sentido. Pienso que hay que luchar para atenuar estos males, pero no serán eliminados. Hemos hablado de que mucho de esto proviene del modo en que se controla y manipula al cuerpo y a los espacios vitales: mientras seamos seres con esta naturaleza animal y primaria siempre hallaremos el modo de hacernos daño. El único modo de que acabe es extinguir a la especie. A lo que sí puede aspirarse, es mi convicción, es cambiar para mejor el balance y las proyecciones de poder. Pero, por todos los retrocesos que hemos tenido con el inicio del siglo XXI, siento que va ser una tarea de siglos… Lo que dudo es que tengamos tanto tiempo.

[quote]si esto es debilidad ¿crees que podemos hacernos mas fuertes?[/quote]

[b]SI[/b], pero es una tarea que requiere de decisión juntada con soporte externo. Quien se quiera levantar como un plus-hombre o mujer sólo por su cuenta, se aliena detrás de su orgullo. Es básico que no hay logro individual sin componente colectivo, debemos decidir y superarnos, pero necesitamos gente y espacios que nos nutran, critiquen y den otras perpectivas. Para eso las compañías que valen la pena. Para eso espacios como este.

[quote]¿no es mejor acaso dejar de lado toda esa maldita creencia y quedar desamparado como tu dices, antes que, seguir siendo uno mas de esa enorme masa de enfermos?[/quote]

No es asunto de mejor o peor en un sentido moral, es un asunto de [b]ser auténtico o no en un sentido existencial [/b]. Si te apartás del modo general de hacer y pensar, que no sea por llevar la contraria por llevarla, si no porque te has descubierto como ser libre y tenés la convicción. Y esto nunca es un logro total: hay avances y retrocesos, olvidos; es una tarea de por vida. Si se quiere, la tarea de construir esta libertad en tus propios términos sería, como ya se mencionó, el motivo para seguir en el tiempo que nos toque y SER de verdad.

Pero hago un balance aquí. No me aventuraría a hablar de las masas enfermas como una entidad abstracta. A mí también me irrita la estupidez ambiente, toda la oscuridad y desesperanza que esta era nos pone a respirar. Pero recuerdo entonces que la condición humana, como lo hemos hablado, es frágil, paradójica, bella en su tragedia, tremendamente fácil de desvirtuar. Cada quien se enfrenta a la angustia y la muerte dentro de aquello que cree conocer. Es terrible: esa búsqueda nos permite crear alternativas; esa búsqueda trata de borrarlas para olvidarnos de esos horizontes inciertos. Lo mejor y lo peor de nuestra especie se lo debemos a la misma fuente.

Por eso, lo que queda al final es esto: VOS, TU BÚSQUEDA y LOS COMPAÑEROS DE VIAJE DIGNOS DE LOS QUE PODÁS HACERTE. Es decidirse a decidir, decidir…

Ëidolon II

Ella toda fragancia y muerte. Exquisita mi sangre lamida entre sus dedos fríos.

Lacera y doy las gracias. En sus brazos la asfixia se forma con otros colores.

Soy puro, conozco a Dios. Me dice que ella nada sabe de futuros o esperanzas.

Comprende entonces mi cuerpo verdades laberínticas que nos guían

a las profanidades de la fe, mientras toda queja de la carne enmudece.

Memento Mori II

El instante de su rechazo quedó en mis entrañas como presente eterno. Desde entonces cada año halló otra voz de rostro cordial y perfumaba abismos de piel inaprensible.

Mi amiga ha preguntado y los años de no ser suficiente hacen eco en cada mujer atractiva de la avenida. Ninguna sería porque yo no he sido, quizás.

El deseo entonces traspasa tiempos para rebotar en muros de carne plomiza, vuelve rabioso a la raíz de verdaderas lágrimas que ya no tienen por quien brotar al menos esta tarde en que todas volvieron, pasándome de largo nuevamente.

Ëidolon I

Ausente de cuerpo y voz, persigo al mar con la nariz rastreando la sal

en medio de los árboles. No hay pupitre que contenga mi pecho agitado, las piernas inacabables o el rumor de las gaviotas detrás de las celosías. La luna retrocede hasta dar paso al ocaso febril naranja turquesa y color ojos cerrados, jadeos mientras las manos tocan la espuma que eclipsa efervescente los pies.

No hay pupitre ni clase, no importa lo que digan los muros del aula

o el tono afable de la profesora de mirada aún más lejana que la mía.

Memento Mori I

Tras del susto, las golondrinas. Sonreír sin alternativa en el domo de concreto al regresar el tiempo con pájaros inesperados, cuatro de la tarde. Tengo seis años en un potrero de San Miguel de Barva, horizonte cuatro vacas y fila de cipreses centenarios a una distancia indescifrable. Me lanzo al pasto, comenzón los brazos bajo las rodillas y pantalones cortos, golondrinas, nubes y golondrinas, el viento frío. Trinos cosquillas vuelo irregular todo el universo, hasta que el ruido del candado se cierra y de vuelta al trabajo, las luces se apagan, delante la ciudad. Pesan de pronto los pasos.

viernes, 4 de mayo de 2007

La Reconstrucción del Refugio II – La noche que ha sido

¿Cómo es el rostro del hombre que muere mientras me contemplo en el espejo? Yo sé que es así: yo no hallo motivo para salir respirando del baño mientras otro trata inútilmente de inhalar sólo una vez más, no dejar atrás ni rostros ni recuerdos, mientras la nada devora su mente y la carne no responde. ¿Y para qué? ¿Por qué Él, Yo o cualquiera? Yo que le temo a los recuerdos y odio los rostros (signo claro de mi pavor que paraliza) sólo me digo algo que no interpreto ni de mis ojos ni del sabor del vómito reciente cómo ni dónde ni quién, aunque todo me espere sé que igual ausente y que esta carne, la mía, responderá tarde a una fuerza ajena porque de tiempo atrás mi supuesto ser se desentiende. ¿Dónde, dónde? No sé si será eterna esta sordera de mis manos ante la carne ajena, anhelo terrorífico del placer que me hundirá más en las sábanas de profundidad indefinida y color ceguera. Así. Entre tanto él expira y las lágrimas no responden. Somos idénticos ¿Para qué él, o vos, cualquiera?

martes, 1 de mayo de 2007

En el autobús.

En mi pecho el hoyo roído por la incertidumbre.

En la sangre el anuncio certero del horror que viene.

Carne que tiembla al despertar en las tinieblas

odiar la luz hasta el rincón en que la piel

se desvanece entre humo respirado y minutos muertos.

Mañana no pienso resucitar.

jueves, 5 de abril de 2007

La reconstrucción del refugio- Parte I

“Miro hacia el este como quien busca el sol, como quien mira hacia Jerusalén o Macca, como quien busca Kyoto o Benarés. Miro hacia el este como quien pide auxilio al legado de sus ancestros en todas las latitudes…”

Esa fue la primera vez en más de dos años en que me inclinaba ante algo. Ahí estaban mis lágrimas, no para el cruel Dios de Moisés o el arbitrario Señor de Saulo. No. Eran lágrimas para lo mejor de mí y del legado de la humanidad, del Universo entero, para ese Uno que conocieron el Carpintero de Nazareth, el Pastor de Macca, el Príncipe Renegado de Benarés o el Anciano Escriba que se perdió en la niebla con dirección a Occidente. Ese Uno que fue invocado en Teotihuacan o Macchu Picchu, Siberia o Edo, a los pies de un Árbol por los druidas o en medio de las danzas con el Kilimanjaro de fondo. Ese Uno que vive en mí, y soy yo, y que no es absolutamente nada.

Con esta, no sé cuántas veces me he visto ya en la necesidad de reinventarme. Tras de este ruego hice yoga mientras escuchaba cantos gregorianos, leí un salmo con música hindú.

Porque cada muerte es un progreso y una vuelta al principio, hoy me siento nada y todas las cosas. En mí viven el legado de Nubia y Egipto, los astrólogos de Sumeria, Leónidas y sus 300, Platón, Aristóteles, Kant, Nagarjuna, Nietzsche y el Sakyamuni, los gritos del samurai, los cantos del almuédano, los mantras del brahmán. Los llantos de las madres en Bagdad, la ansiedad de la bolsa de Pekín, los besos en Venecia o el sexo en París. Las prédicas sobre el fin del mundo en Texas o las blasfemias de poetas en el centro de San José.

Soy todo eso, más que eso, nada de eso, nunca el vacío entre ello pero sí algo que los une. Porque soy el resumen de todo objeto y todo tiempo y toda energía, pero aún así estoy destinado a morir, es que escribo, siento y hoy dejo de hacer preguntas: sólo me dejo estar mientras se deslizan las horas, al borde de un sollozo.

Porque sé que al menos hoy, de nuevo, probé la eternidad.

lunes, 19 de marzo de 2007

El alba seguía indecisa

para cuando llegó al refugio en ruinas. El sitio de tantas meditaciones y hallazgos se le hace ahora ajeno, los recuerdos de tiempos más luminosos ahí se muestran casi irreales.

Ve con claridad el sutil modo en que los pequeños placeres inocentes le fueron exiliando cada vez más de este sitio, tan amado y duramente construido. Sonrisas y amores frustrados, deseos tan perennes como insensatos, el embotamiento inútil de los sentidos...

“¿En nombre de esto te descuidé?”

Siente sobre sus hombros el peso de las noches perdidas. No hay arrepentimiento en su corazón, pero sí la intuición de que el vacío una vez casi vencido era hoy más fuerte y astuto que antes.

El techo agujereado, el suelo débil, varios pilares podridos desde adentro: el balance de lo que queda no es bueno. Pero remueve las tablas podridas de abajo y halla las cuatro rocas que sepultó para los cimientos. Intactas - como su intuición profunda de que lo que necesita para recuperarse sólo espera por estímulo y afecto.

Recita las palabras escritas en cada una de las rocas con el cincel antiguo que reposa en su carne. Entra al bosque, pero no ncecesita ir lejos: leña para el fuego, troncos nuevos para los pilares, las palmas para el techo, todo cerca de sus manos. Todo quedará seco y listo bajo un sol que al fin se le muestra aún más amable que en día antiguos.

Los precios por pagar están marcados por la inmanencia de la amistad. Pero él ya tuvo suficiente: sabe que a este sitio pertenece, sólo aquí puede ser libre. El resto del mundo que no se desvela por él podrá velar por sí mismo cuanto haga falta.

Poco después de recoger los materiales para reinventar su santuario, tratando de meditar bajo un árbol, se duerme en paz por primera vez en mucho tiempo.

lunes, 5 de febrero de 2007

El mar no cesa (o lo cambios que se suceden)

Al releer mi entrada anterior me doy cuenta de que de verdad, a veces la buena voluntad cede ante los pequeños y no tan grandes hechos que se modifican en la vida.

Pese a que todo en mi vida me ha ido puliendo para no apegarme demasiado a personas o cosas, la verdad es que uno con todo es un ser incompleto en sí mismo, que en el fondo quiere cosas fijas y ciertos grado de estabilidad en lo que le rodea. Pero este año, como lo he anticipado desde el comienzo de este blog, me ha ido deparando todo lo contrario: partidas y despedidas, y ahora también la desaparición de los sitios donde mejor me sentía en San José: El Bar Morazán, Tribal y el Bierfest, estos dos en Barrio la California.

Como indicó un amigo, es raro que sólo estén cerrando con este inicio de 2007 los sitios con un corte más rock o bohemio "en serio", -entiéndase no fashion pequeñoburgués-, mientras los sitios con reggaetón y otras bazofias siguen tan campantes. Pero especular más estaría fuera de lugar.

Igual, es sencillamente frustrante carecer ya de los únicos sitios de reunión que tenía en esta apestosa ciudad a la cual apenas comenzaba a tenerle algo de afecto. Y nos obliga a mis amigos y a mí buscar alternativas: ni pubs, ni buenos bares, ni sitios que sean en realidad para conversar más que para embriagarse, sempiternos ganadores en este país etílico. Espero que los grandes cambios que esperaba para este año no se sigan cuantificando en pérdidas...


lunes, 29 de enero de 2007

Miro un grabado de Durero

Vuelvo a la ciudad.

El viaje comenzó en la selva.

¿Estoy en casa?

En medio de estas jornadas en las que sigo preguntándome por la realidad y el destino, me pregunto si de verdad algunos seres nacemos para estar atados a la tristeza. Estudio psicología, conozco de sobra las doctrinas que nos hablan acerca de la decisión de cambiar para dejar atrás los complejos o los sufrimientos “irracionales”. En realidad, toda mi vida ha sido una búsqueda de dos cosas: la primera es la posibilidad de una trascendencia, algo que de verdad me diga que vale la pena vivir, y la otra saber qué es el dolor y qué hacer con él.

Pero ambas son un ciclo de nunca acabar. Aún más el del dolor, o el modo en que lo vivo, la recurrente tristeza. Desde mi adolescencia me adscribo a la idea que leí de Hans Küng de que el único modo digno y realmente humano de confrontar el dolor es convertirlo en coraje para seguir adelante. Si no hubiese sido por esa idea salvadora –ahora lo sé- el escritor de estas líneas ya estaría haciendo su parte silenciosa en el ciclo que sigue a la muerte. Pero con todo, eso no evita que persistir para aprender, aprender de sufrir, sufrir por persistir y persistir para luego volver a sufrir, es en verdad algo desgastante. Un día como hoy estoy desnudo ante mis fracasos y carencias, las malas decisiones, la sensación de que invertido muchas energía y tiempo en gente que no lo ameritaba, el ver de nuevo el amor convertirse en tedio y dejar atrás varios de mis proyectos porque de pronto se me figuran como completamente ajenos.

Y se supone que esto lo analizaré, hablaré con un amigo –¿me he quedado sin amigas cercanas otras vez?- escucharé uno de mis álbumes antidepresivos, leeré algo estimulante, pretenderé que tengo futuro como escritor pese a que no hago nada bueno desde hace rato, pensaré en cómo ser algo más de lo que soy ahora mientras dejo cada día atrás mis verdaderas posibilidades de ser. Y así, hasta la próxima en que la melancolía me recuerde su lugar en mi vida.

jueves, 18 de enero de 2007

Lo que deja el Informe sobre ciegos

Creo que, como la mayoría de los que ha leído con de media a mucha seriedad el Informe sobre ciegos de Ernesto Sábato, me hallo inmerso en medio de una serie de reflexiones de orden existencial, pero aún más dentro de un fuego inquieto y crepitante de intuiciones no pronunciables acerca de mi propia existencia.

Y es que me consumen, como si ante mí se hallara esperando por decisión del devenir completo del mundo.

Como si todo lo que he sido/pasado estuviera hablándome a gritos en una lengua que desconozco, mientras que el futuro, lo voy a ser/hacer, se posara como un ave gigante ante mí, pero es tan inédito que no puedo verle pese a la salud de mis ojos.

Sí: ahora me ocupa el problema del destino. Estoy al borde de afirmar de nuevo que todo pasa por un motivo, aceptando así la existencia de una supravoluntad que guía una máquina determinista donde toda decisión es ilusoria. Pero a la vez quiero seguir probando mi creencia reciente en que somos de algún modo en verdad libres, pese a que eso es aceptar la pequeñez de mi voluntad ante el devenir caótico e inconmensurable de un universo autorregulado en dirección hacia su muerte.

Algo como decir que mi ser y quehacer, al final, son como la hoja que trata de oponer resistencia ante la tormenta que la arrancó de su rama.

Perra Humanidad

Hoy topé un perro que hurgaba la basura detrás del museo en donde trabajo. Famélico, tenía una mancha oscura, casi rojiza, en medio de su pelaje marrón, señal inequívoca de que había sido herido ahí, explicación probable de su caminar tortuoso y lento. Merodeaba olfateando los desechos que de seguro otros perros habían dispersado.

Me quedé viéndolo por un momento: pese a que habían cosas comestibles, no tomó nada. De hecho, tuve la impresión de algo relacionado con su excesiva delgadez y la herida lo hacían ya incapaz de comer. De pronto, por unos segundos, se quedó quieto y me miró: confirmé mis sospechas. Estaba muriendo. Y revolcaba los restos como si no fuese a hacerlo, como si su condición pudiera ser obviada por seguir actuando como si no la tuviera.

Al seguir con mi camino, sentí claramente que algo en la condición de ese animal (que había llegado a inquietarme con su mirada patética) era análogo a la condición de toda la especie humana. Fuera de lo explicable, o de lo que quisiera reconocer, lo que miré en el perro me habló acerca de lo que realmente es la vida de millones de personas, quizá de la mía.

Pero no quise convertir ese malestar en argumentos. Unos ojos agonizantes pero esperanzados –tan estúpidamente esperanzados- lo habían dicho todo. Pero yo prefiero creer en mi vida, y escribo esto para dejar atrás al canino que de seguro ya está muerto. Para pretender que no vi ni sentí nada.

martes, 9 de enero de 2007

¡He conseguido "El Juego de Abalorios"!

Ayer conseguí mi novela favorita. Libro, por demás, raro de conseguir en este pequeño país.

Personajes involucrados: cuatro miembros de Libertad Bajo Palabra.

Perfil de los involucrados:

Esteban: 23, narrador de estos simples mas no irrelevantes hechos.

Pamela, 19 años de edad, una las mejores amigas que he tenido, única chica permanente de nuestro taller.

Mario, de 17, un chico que sencillamente es un G-E-N-I-O.

Diego, 23, que es como mi hermano espiritual.

Situación germinal: tras no encontrar a Diego y Mario a lo hora convenida frente a Wendy’s (no, no pensábamos comer ahí), Esteban le sugiere a Pamela que entren a la Librería Internacional de Avenida Central, donde dos minutos después son interceptados por sus dos compañeros entrantes.

Devenir de la compra: Imagínese el cuadro de cuatro poetas hiperactivos y medio gritones en una librería. En medio de esto, Diego le pregunta a Esteban:

- Mae, ¿se va a comprar algo?

- No creo… Sólo me llevaría “El juego de abalorios” de Hesse si hubiera una edición que costara menos de 9.000 colones. Pero sé que eso no va a pasar.

- Ahhh… ¿Por qué ese en especial?

- Porque ninguna novela me ha llenado tanto como ésa en mi vida. Sabés que soy fan de Hesse, pero entre todo lo de él no hay nada que me parezca más bello que ese libro.

- Ya veo.

Bien, pues damos vueltas por la librería, me voy con Pame a ver la sección de arte, luego con Mario y Diego a ver la de literatura latinoamericana y contemporánea. Cuando me voy a la de libros en inglés, solo, escucho de pronto:

- ¡Ramírez! Mire lo que está aquí…

- ¿Qué?

- “El juego de abalorios”, mae… a 8.900.

Se me pusieron los ojos redondos y me fui como un bebé hacia su madre en dirección al libro. Una vez adquirido esta rara pieza bibliográfica, nos pusimos a criticar casi a gritos la mediocridad de Openheimmer, Coelho, y otras bagatelas seudointelectuales o seudoliterarias – evidentemente, las piezas de la región de los libros más vendidos. Así que, cuando percibimos la cara molesta de los vendedores de la librería, nos autohechamos para evitar molestias.

No importaba. No había hombre más feliz en San José mientras yo estaba casi dando brinquitos con el libro recién comprado entre mis manos, al lado de tres personas que entendían mi casi histeria por la adquisición. Además, ya en casa, me puse a practicar la pronunciación del nombre del la novela en alemán: “Das Glasperlenspiel”; me encanta como suena. Para mí ya la noche era más que buena; pero, por suerte, a los cuatro personajes de esta veraz historia les dio mucho más que eso.

Y bueno, esta es una de esas pequeñeces que me iluminan la vida.